EL ECOFEMINISMO COMO EXPRESIÓN DE GÉNERO Y DE PROTECCIÓN A LA HUMANIDAD.

06.01.2021

Por Regina Zambrano Reyna. 

Considero que hoy las "guerras de géneros" no tienen razón de ser dado que la mujer, generalmente, contribuye al fortalecimiento de espacios de producción, reflexión y transmisión de conocimientos que facilitan el discernimiento de las cambiantes relaciones entre hombres y mujeres en la Humanidad, más aún cuando ya Jesucristo nos ha reunido en la igualdad de ser de hijos de Dios, nos compromete a ambos en la misión de proteger y preservarla en el más amplio entendimiento que nos da dicha reflexión.

Verdad es que lentamente la mujer comenzó a hacer valer sus derechos, para lo cual han tenido que pasar, y sigue, el mismo tiempo que la "Humanidad" ha tardado en alcanzar el punto de desarrollo en que nos hallamos. Desde lo más simple hasta lo más comprometedor nos ha costado sueños, ideales, luchas, vidas...

Algo tan natural y tradicional para los hombres, fue vedado por miles de años para nosotras las mujeres. El voto, tener derecho a sufragar o ser elegida, ¿cuánto tardó? La Revolución Francesa, donde la presencia feminista influyó en su accionar, intentó poner en práctica el sufragio, sin embargo, las mujeres tuvieron que organizarse para obtener ciertas reivindicaciones frente a su condición de mujeres y redactar sus propias peticiones cuyo liderazgo estuvo a cargo de Olympe de Gouges, seudónimo de Marie Gouze, dramaturga, escritora, panfletista y filósofa política francesa, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana em 1791.

Durante el siglo XX comenzaron a asomar posibilidades de ejercerlo, al igual que el ingreso a la universidad, oportunidades laborales, entre otra "hazañas" fueron nuestros primeros pasos dados, donde debemos destacar a nuestras mujeres ecuatorianas. En el ámbito americano fueron los congéneres de Canadá en 1918, tomando como antecedente el "Día Internacional de la Mujer" para lograr nuevas reivindicaciones.

A pesar de los avances realizados por la mujer hacia la igualdad, donde ha habido mucha entrega personal con gran dosis de sacrificios y, en algunos casos, hasta la existencia, nos demuestran los hechos que aún queda mucho por hacer, criterio que lo podemos basar en ciertas estadísticas internacionales como ejemplo de lo aseverado.

• Las mujeres poseemos nada más que el 1% de la riqueza del mundo y ganamos cerca del 10% de los ingresos, a pesar de conformar más del 51% de la población, debido a que la vida femenina es más prolongada que la masculina.

• Cuando se consideran el cuidado de los hijos y el hogar, como ama de casa la mujer trabaja durante más tiempo que el hombre tanto en países industrializados como en países en vías de desarrollo. En los USA se ha considerado que una ama de casa debería tener como salario mínimo mensual US$ 17.000, oo tomando en cuenta las múltiples actividades que realiza: Cuidadora de casa, educadora, proveedora de protección para sus hijos, gerencia del hogar, etc., etc.

• Las mujeres tienen una representación legislativa mucho menor en comparación a la de los hombres: Suiza posee el mayor número de mujeres con un 42%, mientras que el promedio mundial es del 9%.

• En promedio la mujer gana un 30% menos que el hombre, incluso en tareas iguales.

La mujer protagonista y procreadora de la continuidad de la vida en la Humanidad como eje fundamental de su preservación, va a tener expresión y rostro en una manifestación cierta y de profundo alcance social, como es el ECO FEMINISMO, movimiento nacido de la misma angustia, desesperación por la protección hacia sus hijos allá en 1973.

Un grupo de mujeres analfabetas de una aldea del Himalaya abrazándose a los árboles para evitar que fueran talados por una empresa de artículos de deporte y enfrentando a sus maridos dispuestos a vender los bosques comunales ante la posibilidad de ganar dinero a través de los puestos de trabajo que les ofrecían.

Ellas persistieron en su actitud durante varios días, hasta que la empresa desistió de su intento. Como resultado de esa acción las mujeres adquirieron conciencia de grupo y posteriormente continuaron luchando contra la violencia doméstica y por la participación política.

Esta reacción de resistencia pasiva se ha convertido en todo un símbolo universal de defensa del bosque respecto la fuente de vida y de supervivencia, siendo la mayor portavoz su compatriota Vandana Shiva, física y filósofa india, fundadora de Navdaya un movimiento social de mujeres para proteger la diversidad y la integridad de los medios de vida, especialmente las semillas denominado CHIPKO -significa abrazar- y quien realiza una dura crítica al sistema tecnológico occidental colonizador del mundo.

Establece que "lo que se conoce como desarrollo, es un proceso de violencia contra la mujer y la naturaleza en todo el mundo que tiene sus raíces en postulados patriarcales de dominación y centralización".

Sin embargo, se sostiene que fue en 1974 Françoise D'Eaubonne, escritora francesa, quien utilizó por primera vez el término "Ecofeminismo" para hacer un llamamiento a protagonizar una revolución ecológica que debería, además, impulsar nuevas relaciones de género, entre hombres y mujeres y también una relación diferente entre humanos y naturaleza.

Por lo tanto, sería necesario proponer reformas medio ambientales que consideren una mejor aplicación de la ciencia moderna acompañada de una legislación que lo garantice con la finalidad que las mujeres acceden al poder a través de la igualdad de oportunidades, participando en las decisiones que se deban tomar respecto a la situación medio ambiental y a la calidad de vida.

Desde ese momento el protagonismo de la mujer es aún más indiscutible. Como influencia derivada del antecedente narrado, fomentó la aparición de numerosos movimientos de resistencia contra ese mal desarrollo tecnológico. A su vez, este movimiento femenino extiende la lucha naturista a otros movimientos como el feminismo y rechazo de la violencia de género o la lucha política, es decir, crear una sociedad ecológica, no centralizada, no jerárquica, no militarizada, creyendo en la igualdad y la justicia, donde las mujeres no vivan oprimidas, donde exista democracia interna en la que las tecnologías sean respetuosas con el Medio Ambiente a fin de evitar la destrucción ecológica, catástrofes industriales, nuevas guerras y mal funcionamiento de las economías.

Es por esto que las mujeres debemos aportar propuestas para los cambios necesarios e improrrogables para la misma supervivencia de la Humanidad.

Para ello se toma en cuenta que las mujeres controlamos todas las fases del ciclo alimentario. En América Latina y Asia las mujeres producen más del 50% de los alimentos disponibles y en África casi el 80% además de encargarse de proveerse de agua potable y leña. A cambio disponemos, como se sostiene, el 1% de la propiedad y tienen cerrado el acceso a créditos, ayudas, educación y cultura.

Por este motivo diferentes movimientos ecológicos protagonizados por mujeres han dado luz al llamado ecofeminismo de los pobres. Porque, también, la pobreza cada vez tiene más rostro de mujer.

No debemos olvidar que las mujeres rurales mantienen una relación muy estrecha con la naturaleza; tanto como usuarias y gestoras de los recursos naturales, como productoras de alimentos y otros bienes destinados al consumo y al mercado y como administradoras y consumidoras de bienes, a pesar de la variación que se produce de una mujer a otra en función de la clase social, raza, casta, religión, etnia, etc., factores que determinan los efectos de la degradación ambiental sobre dichas mujeres y su capacidad de respuesta.

El escritor norteamericano Gail Omvedt manifiesta: "las mujeres del movimiento Chipko, con seguidoras en USA., Malasia, Alemania, algunos países de Asia, están más próximas a la naturaleza por su papel como recolectoras de pasto para el ganado, combustible y agua; mientras que los hombres a menudo emigran a la planicie en búsqueda de trabajo u obtienen pequeños beneficios del "desarrollo".

Este hecho contribuye a la comprensión del porqué las mujeres más que los hombres participan, activamente, en las reivindicaciones y movimientos ecológicos que luchan por liberar a la naturaleza de su explotación y a las mujeres de su posición de inferioridad.

La historia del movimiento de mujeres por la naturaleza ha estado marcada por la tensión creativa entre activistas y teóricas. Ya en los años 80 el ecofeminismo adquiere poder a través de acciones políticas concretas en Europa y Estados Unidos, iniciativas sobre armas nucleares, pesticidas, ingeniería genética, conservación del agua y de los bosques, además de su rechazo por los aditivos cancerígenos en los alimentos.

Si la contaminación de los alimentos, del agua y del aire constituyen supuestamente la principal causa de los cánceres de mama (y de próstata), ¿Dónde está la responsabilidad individual de elegir un estilo de vida? Por éstas y otras razones, algunos grupos feministas han comenzado, cada vez más, a vincular sus reivindicaciones con las realizadas desde el ecologismo.

En 1962 con la salida a la luz pública del ensayo La Primavera Silenciosa (The Silent Sprint) escrito por la bióloga Rachel Carson y considerado por muchos como la "Biblia del ecologismo", se dio inició al gran movimiento ambiental que habría de denunciar por primera vez la utilización masiva de productos agroquímicos, principal arsenal de la llamada "Revolución verde", que buscaba garantizar la seguridad alimenticia de la creciente humanidad de la posguerra, ocasionando efectos perjudiciales no sólo al medio ambiente, sino también a la salud de la personas.

Por su labor científica, su compromiso con la defensa del patrimonio natural y su exigencia de una explotación racional de los recursos agrícolas, Rachel Carson se convirtió en la pionera del llamado "ecofeminismo". A ella le siguieron muchas otras, pero tal vez la más representativa fue Lois Marie Gibb que encabezó una larga campaña para demostrar las fisuras del depósito más grande de dioxinas del mundo.

La campaña de Love Canal (Nueva York) Giba consiguió que 240 familias fueran evacuadas en 1978 y la zona fuera declarada Área Federal de Desastre. La compañía Hooker Chemicals había vendido en 1953 el vertedero al Consejo Local de Educación por un dólar a cambio de que la compañía fuera absuelta de cualquier responsabilidad futura. Estas dos mujeres fueron en su momento el símbolo de la conciencia ambiental crítica en Norteamérica. Actualmente en todos los países del mundo existen movimientos ambientalistas y sociales.

Las solicitudes para que las mujeres tengan una mayor participación en los procesos de toma de decisiones políticas relacionadas al cambio climático están aumentando en todos los foros de discusión, como es el caso de las Naciones Unidas. O, en Alemania, durante el congreso "La Mujer en la Ciencia y en la Tecnología".

En la década de los 90, un grupo de mujeres inició un proyecto de energía alternativa. Primero crearon una red abierta de información, después visitaron diversos proyectos en Europa y, finalmente, se decidieron por la realización de una central eólica. Así es como se creó la Cooperativa Energía y Mujeres en 1992, en Hamburgo.

Estas mujeres acometieron la búsqueda de financiación, diseñaron y construyeron una central eólica ejemplar técnico, estético y respetuoso con el medio ambiente, que ha estado funcionando en Heme desde 1994 y que produce 450 kW. Pero lo más positivo es que han introducido una nueva dinámica, han mostrado la competencia profesional de las mujeres y han dado ejemplo.

Los efectos de la degradación ecológica inciden directamente sobre las desigualdades, haciendo más evidentes los desequilibrios socio/económicos entre estados, entre regiones y entre los grupos sociales, instigando conflictos latentes.

Según señala Ana Sabaté Martínez, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, El Ecofeminismo se configura como "un movimiento que teoriza las conexiones entre mujeres y naturaleza".

La mayor parte del ecofeminismo occidental tiene un considerable nivel de abstracción, planteando las relaciones con la naturaleza en el ámbito filosófico, frente al concepto de medio ambiente que se maneja dentro de la geografía".

El ecofeminismo es una respuesta más que intenta aunar esta nueva visión a la que nos enfrentamos. Ante la situación concreta del aumento de los impactos ambientales y su relación con la desigualdad social y de género, la corriente ecofeminista está intentando dar voz a estas nuevas posibilidades de ver el mundo, al mismo tiempo que es un nuevo intento de diálogo de dos posicionamientos críticos de gran relevancia para el nuevo siglo, el ecologista y el feminista.

Consecuentemente podríamos manifestar que el ecofeminismo es una opción real de transformación social si partimos de que la dominación y explotación de las mujeres y la dominación y explotación de la naturaleza tienen un origen común, situándonos a las mujeres en una situación privilegiada para acabar con dicha dominación.

Las mujeres nos hemos afirmado progresivamente como socios para decidir sobre el funcionamiento del mundo. Fortalecidas gracias a nuevas experiencias deseamos ahora hacernos oír, que se valore nuestro enfoque y experiencias adquiridos a partir de las situaciones vividas; deseamos desarrollar y promover otra filosofía a favor de otro tipo de organización del mundo. El desarrollo sostenible no puede ser ignorado y algunas mujeres ya le han dado el lugar que le corresponde, convirtiéndolo en base fundamental para sus reflexiones y para sus acciones.

Guayaquil a 4 de enero de 2021.

Nota: Reactualizo su publicación por ser más que nunca necesario el respeto a la Naturaleza.


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